1ª ed.: 2007
ed. sp.:
auth.: Pilar Puebla Agramunt [ author, leidos ]
¿LA MEDIDA DEL AMOR es amar sin medida? ¿Qué es amar sin medida, amar sin límites? ¿Es posible amar a más de una persona a la vez? ¿Y si una de esas personas pudiera ser tu padre? La protagonista de esta novela se enfrenta a estas cuestiones con la curiosidad de un científico. a través de su diario, indagará en sí misma. ¿Qué es la verdad? ¿Es contarlo todo? ¿Dónde termina la sinceridad y empieza la intimidad? Sara vive una historia de amor secreta. Comprende muy pronto que no puede contárselo a nadie, que necesita mentir. porque, si los otros no toleran nuestros sentimientos más profundos, ¿qué debemos hacer, doblegarnos? Lo único que quiere Sara es ser ella misma hasta las últimas consecuencias. la autenticidad: eso es lo que busca por encima de todo. Sara es una mujer que ama y sufre. No encuentra su lugar y busca modelos en los que apoyarse. Sus ansias de libertad chocan con su búsqueda desesperada de seguridad y de intimidad. Como una Quijote incansable, cree en el amor incondicional, el amor eterno, el amor que supera todas las barreras. Su idealismo e inocencia resultan desgarradores en el mundo oscuro de las salas de doblaje donde trabaja. Soñadora, a veces ingenua, otras obscena, Sara nos muestra un universo femenino en constante contradicción.
CRITICA. [El Pais. 17jul2007] (dura... y lo que es peor... ¿machista?)
La medida del amor, de Pilar Puebla Agramunt, es una novela desconcertante. El primer párrafo te echa para atrás. Hace falta mucho esfuerzo de voluntad para pasar de ahí. En la primera de sus tres partes hay una desmesurada acumulación de notas a pie de página que cortan el ritmo con informaciones tan superfluas como la localización exacta de diversos estudios de doblaje, la fecha de la entrada en vigor de la ley antitabaco o que Dashiell Hammet y Lillian Hellman eran pareja y escribieron libros, algunos llevados al cine.
Aún hay algo peor: el lector tiene una obsesión: ¿cuándo saldrá la maldita frase? ¿Qué frase? Ésta: "Amar significa no tener que decir nunca lo siento". Ni falta hace explicar de dónde procede. Lo importante es avisar dónde está: en la página 262, la penúltima.
¿Qué hacer entonces? ¿Pasar de La medida del amor? Pues no, porque superados esos momentos irritantes, se lee de un tirón y descubre a una narradora capaz de captar la atención de cualquier lector, aunque parezca destinada al público femenino. Novela de mujeres, procaz y desinhibida, centrada en lo mucho que ellas necesitan amar (a hombres, a mujeres o a ambos) y lo difícil que es conseguir que las amen, con tanto puñetero suelto por ahí y un complejo de Electra por medio. Novela epistolar (versión diario robado) contada en tres estadios que vienen a confluir en el mismo punto. Novela de sentimientos. Todo un género. Hay peores novelas por ahí que han sido éxitos de venta.
Los datos que en el libro se dan de la novelista permiten sospechar que hay mucho de autobiografía en La medida... Se dice que es su tercera novela, y la primera que publica. No me atrevo a decir que ésta también debería haberla guardado en un cajón. Sería cruel y, lo que es peor, injusto, porque en Puebla Agramunt hay una escritora, puede que hasta una buena escritora o, al menos, de las que son capaces de llegar a públicos amplios. Pero le habría venido bien que alguien le hubiera cantado algunas verdades del barquero, que le hubiese quitado 50 o 60 páginas que resultan reiterativas en exceso (además de todas las notas), que la hubiera dejado reposar, incluso que la hubiera reescrito. Pero Pilar parece tener prisa. Ojalá que sea para bien.
CRITICA. [ABC. El Cultural. 17.05.2008 pag.15]
FRAGMENTOS.
(pag.35) Me dediqué a estropearme el presente porque mi historia con Sara me parecía demasiado provisional, demasiado intangible, demasiado insegura. Nunca acepté que ésa era precisamente la naturaleza de nuestra relación. Necesitaba encontrar algo firme, sólido y duradero, un modo de vida sentado, una relación estable, una residencia permanente. No era capaz de captar la magia de lo provisional, la sabiduría de dejarse llevar.
(pag.37) Puede que sea cierto que nadie es imprescindible, y que debemos seguir viviendo y todo eso. Pero desde luego, he aprendido que las personas son insustituibles.
(pag.41) Estoy desnuda al aire libre y me siento llena de vida. Al principio no puedo dejar de pensar que no llevo bikini. Luego, empiezo a preguntarme cómo es posible que siempre estemos escondiendo nuestro cuerpo. ¿Por qué nos parece extraño algo tan inocente y natural como dejar tu cuerpo en libertad? Eso demuestra que vivimos en un mundo de plástico.
(pag.127) La palabra "querer" o "amar" tampoco parecen convencerme. Me sirve "confianza", por ejemplo. O decir, aunque parezca absurdo, que en la primera vez en mi vida en que no me he preocupado de los pelos de mis piernas o de los sobacos o de mi sudor o mi olor o incluso mi sabor. A mi eso me parece amor, desnudarse sin caretas.
(pag.257) Reivindico mi derecho a guardar secretos. A tener parcelas privadas a las que nadie tenga acceso sin mi permiso. A mantener un universo propio sobre el que no deba dar explicaciones. Mi intimidad me pertenece a mi, y sólo a mi.
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